Los parásitos internos (endoparásitos) son pequeños organismos que viven en el interior del cuerpo de nuestra mascota.
Este artículo es un pequeño acercamiento al inmenso mundo de los parásitos internos que pueden afectar a nuestros animales de compañía.
Hay una gran variabilidad en cuanto al cuadro clínico que puede manifestar la mascota, ya que hay diferentes tipos (destacando los gusanos intestinales y los protozoos), la localización que pueden tener en el interior del cuerpo es diversa (podemos encontrarlos en muchos órganos siendo los más frecuentes el intestino, corazón, pulmón y músculos, y la frecuencia con que afectan los diferentes tipos de parásitos a nuestras mascotas depende de varios factores como son la edad de nuestra mascota (son más propensos a ser parasitados animales jóvenes, principalmente por su estado inmunológico), su estado de salud, el lugar donde viven( urbano/ rural, ya que en el campo hay más animales portadores de enfermedades parasitarias, como pueden ser los pájaros, ratones, zorros,… ), la climatología (es otro factor muy importante ya que hay muchos parásitos internos que dependen de un agente que lo introduce en el interior del cuerpo. Estos agentes suelen ser las garrapatas, pulgas y mosquitos entre otros, y estos vectores dependen de las condiciones climáticas. Así se ven picos de una enfermedad u otra en diferentes estaciones del año).
Hay que tener en cuenta que si nuestra mascota está parasitada no es sólo un problema de nuestro amigo, pues puede afectar también a otros animales de su entorno e incluso a nosotros mismos. Las zoonosis son enfermedades que puede transmitirse de animales a seres humanos y el impacto que pueden tener en el ser humano es muy diverso, pudiendo llegar, incluso, a ser mortales.
Una de las zoonosis parasitarias más conocidas en España es la “lombriz solitaria”. Es una enfermedad parasitaria intestinal causada por las formas adultas de cestodos del género Taenia. El nombre científico de la solitaria es Taenia Solium o Taenia Saginata. Se le puso el nombre de solitaria porque normalmente solo se encuentra una forma adulta de varios metros de longitud en el animal parasitado.
Otras zoonosis producidas por parásitos muy conocidas son las equinococosis, triquinosis, y la leishmaniosis.
Las vías de entradas en el organismo del animal pueden ser muy diversas. Entre ellas destacan la oral, a través de la piel, la genital y la
nasal. La más usual es la oral. Un ejemplo de parásitos que entran a través de la piel (vía percutánea), es el ancylostoma caninum. Las larvas al entrar en contacto con la piel del hospedador, penetran activamente a través de ella, y una vez en el interior del cuerpo se expanden por todo él.
Los síntomas que pueden provocar los parásitos en nuestra mascota son muy diversos y las mascotas tienen respuestas diferentes a un mismo parásito. Un animal que está parasitado no necesariamente tiene que tener una apariencia de “enfermo”, como puede ser el estar delgado, no tener brillo en el pelo, tener diarrea, vómitos, etc. Si llegamos a estos síntomas, la carga parasitaria que suele tener el animal es elevada… Así, podemos tener animales parasitados con protozoos intestinales, que en unos provocan un cuadro de enfermedad muy suave y en otras diarreas muy intensas, que pueden terminar con la vida del animal; nuestra mascota puede estar tosiendo porque simplemente tenga una pequeña traqueitis o porque una larva de un parásito está atravesando el pulmón; tener estornudos por tener alergia al polen o por albergar en la fosa nasal un parásito de varios centímetros llamado linguatula serrata; presentar diarrea por mala alimentación o por protozoos que están haciendo daño en la pared abdominal. Así, aunque a nuestra mascota parezca que no le pasa nada, puede albergar parásitos muy peligrosos.
Los efectos patógenos que puede provocar un parásito en el interior del organismo son variados. Uno de ellos es el daño tisular o celular. Existen parásitos que penetran en el interior de una célula del organismo para alimentarse y multiplicarse y al final destruyen a su célula hospedadora (Un ejemplo de esta manera de actuar, es en la piroplasmosis, más conocida como la enfermedad de la garrapata, provocada por un parásito llamado babesia, que penetra en los glóbulos rojos para completar su ciclo. A consecuencia de la destrucción de los glóbulos rojos se provoca anemia, llegando incluso a provocar la muerte del animal. Otra manera de hacer daño en el organismo es por alteraciones nutricionales (un claro ejemplo son la mayoría de parásitos internos que habitan en el tracto digestivo: Tanto el parásito como el hospedar compiten por los nutrientes del bolo alimenticio). Así, lo que se puede observar en el animal, son enfermedades provocadas por disminución de vitaminas, aminoácidos o minerales, siendo los síntomas que pueden provocar las alteraciones nutricionales, diversos: pueden ser un pelaje sin brillo, adelgazamiento progresivo aunque la ingesta de comida es la misma, síntomas gastrointestinales, alteraciones mecánicas, como por ejemplo las obstrucciones intestinales provocadas por tenias.
Hay que tener en cuenta que la variedad de parásitos internos es inmensa. Los hay de todos los tamaños, localizaciones internas diversas, más o menos dañinos,… Como son tan diversos también la manera de combatirlos es muy diversa: No hay ningún antiparasitario que elimine todos los tipos de parásitos internos y cuanto más específico sea el antiparasitario para el parásito que queremos eliminar, mayor será el porcentaje de éxito que obtendremos.
Es muy importante desparasitar a nuestras mascotas con cierta frecuencia y el veterinario nos aconsejará que antiparasitario tenemos que usar y la pauta de administración que tenemos que seguir.
El funcionamiento de los antiparasitarios internos difiere de las vacunaciones: Las vacunas tienen un efecto a largo plazo en el
animal, sin embargo, los antiparasitarios internos tienen un efecto puntual en el tiempo, es decir, si tenemos un animal con parásitos y le damos un antiparasitario interno, este lo eliminará pero si al cabo de unos días vuelve a entrar en contacto con nuevos parásitos, volverá a infestarse.
Lo usual es utilizar antiparasitarios de amplio espectro y es mejor tener un plan preventivo contra las enfermedades parasitarias que la curación. No solo llega con dar un antiparasitario cada 3 meses de amplio espectro. Entre otras, las medidas recomendadas que hay que cumplir a mayores es la eliminación correcta de las heces de nuestra mascota, evitar el contacto con excrementos de otros animales, etc.
Hay que insistir en que aunque los parásitos internos no se ven a simple vista, pueden provocar graves daños tanto en nuestra mascota como en otros animales e incluso en nosotros mismos. En los últimos años la convivencia con los animales se ha ido intensificando y por ello debemos extremar las precauciones.
Debemos concienciarnos de la importancia de un buen manejo de los animales de compañía, para adquirir un estado de salud óptimo y así disfrutar al máximo de ellos.
Daniel López Capas
Veterinario Hospital veterinario Abros.
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