La higiene de los oídos debe formar parte de la rutina de limpieza y mantenimiento de nuestras mascotas.
El oído se divide en oído externo, medio e interno. Nosotros tenemos acceso al oído externo, que presenta una porción vertical y una horizontal. El oído se abre al exterior por un orificio que va bajando en forma de embudo, convirtiéndose en un tubo con una luz de entre 0,3 y 0,8 cm de diámetro, hasta llegar al tímpano.
La piel que recubre este tubo es similar a la del resto del cuerpo, por eso muchas enfermedades de la piel también afectan a los oídos. La piel está exfoliando y secretando grasa y cera de manera constante. Todo este material forma el cerumen y tiene una función protectora del oído, revistiendo la superficie y atrapando suciedad y residuos. Además la piel del oído cuenta con un mecanismo de auto-limpieza, un movimiento natural migratorio, de forma que toda esta secreción se va moviendo de dentro hacia fuera y sale hacia el exterior.
Si el oído está sano, será suficiente con eliminar estos restos de la entrada, con una toallita limpiadora de oídos una vez por semana. La enrollaremos en nuestro dedo índice y repasaremos gentilmente todos los pliegues que protegen el oído, haciendo movimientos de dentro a fuera en sentido semicircular. Asimismo limpiaremos la cara interna de la oreja, siempre desde el centro hacia los bordes. Cambiaremos de toallita al pasar al otro oído.
Por supuesto, no siempre es tan fácil. Hay razas de perros con una conformación del oído que dificulta estos mecanismos naturales de limpieza y que van a necesitar una mayor dedicación para prevenir la aparición de otitis.
Hay razas como el Pastor Alemán, con una parte vertical del conducto muy largo y estrecho. Esto facilita el depósito de secreciones en el fondo del oído y dificulta el secado si les entra agua. Estos restos acumulados húmedos son un caldo de cultivo para las bacterias y levaduras, pudiendo provocar una infección. En estos casos, además de limpieza externa debemos aplicar un limpiador de acción secante y no irritante. La aplicación de un limpiador de este tipo después del baño, o natación, ayuda a eliminar el agua del oído y prevenir infecciones.
Otros tienen los pabellones largos y caídos, lo que impide que el oído se airee correctamente y se cree un ambiente con poco oxígeno, mucha humedad y calor. Igual que en el caso anterior, es aconsejable el uso de un limpiador secante regularmente.
Tenemos los Caniches, Schanuzers… con oídos anatómicamente perfectos, pero que tienen mechones de pelo en el interior que a veces los obstruyen completamente e impiden una correcta higiene. En principio los pelos del interior del conducto no deben arrancarse ya que al traccionar estamos provocando microtraumatismos e irritación de la piel, que va a predisponer a otitis. Es aconsejable mantener despejada la entrada del conducto, recortando los pelos con unas tijeras cosméticas de punta redonda y limpieza regular con un limpiador para evitar que el exceso de cera compacte con los pelos del conducto y forme tapones.
O bien, otras razas como los Cocker, que tienen las glándulas sebáceas y ceruminosas muy desarrolladas y abundantes. Esto contribuye a que la piel que reviste el conducto está engrosada y la cantidad de cera producida es mayor que en otras razas. Hay más restos que expulsar y un conducto mas estrecho, esto lleva a la retención de material céreo dentro del oído, taponamiento y otitis. Estos perros se benefician de una higiene adecuada del oído. Para ello debemos usar cada dos semanas limpiadores óticos ceruminolíticos que disuelven el exceso de cerumen. Hay muchos tipos, en casa de forma regular los más seguros son los que tienen esqualeno, ya que se pueden usar aún en caso de tener el tímpano perforado.
Para limpiar los oídos de forma efectiva debemos seguir una serie de pasos:
- Idealmente con el perro tendido de lado, encima de una mesa o en la bañera. Tiramos de la oreja hacia fuera
y arriba, para ensanchar la entrada del oído.
- Aplicamos el limpiador, hasta llenar el conducto.
- Masajeamos suavemente durante un minuto, desde la base hacia la salida.
- Dejamos que se sacuda.
- Retiramos los restos de la entrada del oído con una toallita. Sin introducir bastoncillos ni otros objetos dentro del oído.
Si a pesar de nuestros cuidados, nuestro perro tiene otitis, puede ser necesaria una limpieza profunda bajo anestesia.
Los productos que se usan para tratar las otitis se aplican dentro del oído y si éste tiene mucha suciedad, no van actuar bien os medicamentos. Cuando el tratamiento se aplica sobre el oído limpio facilitamos y aceleramos la curación.
Cualquier alteración que observemos en el olor o color de los oídos, el aspecto de la secreción o si resulta dolorosa la limpieza, deberá acudir al veterinario.
Elena Diéguez Ordóñez
Veterinaria dermatóloga Hospital veterinario Abros
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