El hipertiroidismo es en la actualidad una de la enfermedades endocrinas más frecuentemente diagnosticadas en medicina felina, y también una de las más comunes en el gato geriátrico. Aproximadamente el 10 % de los gatos mayores de 7 años son hipertiroideos. Dados los síntomas que produce en nuestros gatos, pasa desapercibida en multitud de ocasiones.
Se trata de un estado metabólico resultante del exceso de secrección de hormonas tiroideas T4 y T3 (tiroxina y triyodotironina, respectivamente). Esto de debe a la aparición de un nódulo tiroideo, en la mayoría de los casos de origen benigno, un adenoma o una hiperplasia de la glándula tiroides (más frecuentemente bilateral).
Hay múltiples factores que pueden contribuir a la aparición de esta enfermedad, además de la ya citada edad avanzada, el consumo de ciertos tipos de dietas y no ser de raza pura (común europeo).
Signos clínicos
Uno de los motivos de consulta más frecuentes es el adelgazamiento de nuestro gato, que muestra buen apetito, incluso mayor del que se espera. Además, muchos presentan una actividad aumentada pese a su edad. A veces pueden notarse cambios en su comportamiento, variaciones en la consistencia de las defecaciones, vómitos, o incluso apatía o problemas respiratorios, normalmente cuando hay otras enfermedades asociadas.
En ocasiones no se aprecian estos síntomas, pues el gato, como es común, no muestra síntomas de enfermedad.
Diagnóstico
Existen distintas pruebas para la medición de las hormonas tiroideas y el diagnóstico de esta patología; aunque la T4 total es las más comúnmente utilizada el uso de éstas depende de cada caso en particular. En muchas ocasiones se dificulta el diagnóstico por el padecimiento de otras enfermedades, que pueden hacer que nos de un resultado eutiroideo cuando realmente no lo es.
Es frecuente que con el hipertiroidismo haya otras patologías concomitantes, que pueden ser derivadas del estado hipertiroideo o simplemente que coexistan. Es habitual esta condición en animales mayores (enfermedad renal, diabetes, cardiopatía hipertrófica, etc) por ello es de suma importancia hacer una buena exploración (que incluya palpación de tiroides) y control analítico completo, que normalmente abarca hemograma, bioquímicas, medición de la presión arterial, urianálisis, radiografía, ecografía y ecocardiografía.
Lo anteriormente citado se incluye dentro de los controles geriátricos habituales que le realizamos a nuestro gato, lo que nos permite hacer un diagnóstico temprano en muchos casos.
Tratamiento:
Una de las terapias más utilizadas hasta el momento son los comprimidos orales de metimazol. Existen dietas comerciales bajas en yodo, más usadas en los casos en los que es difícil administrarle pastillas al gato. Por otro lado, está la extirpación quirúrgica (intracapsular, extracapsular o mixta).
La opción de elección y como tratamiento definitivo en un animal estable es la terapia de Yodo 131, realizada en un centro especializado para tal fin.
El tratamiento en los gatos hipertiroideos es individualizable. Cada animal es diferente, y se atiende a diversos factores según el estado en el que se encuentre el gato en el momento del diagnóstico, la facilidad del manejo en casa, el coste del tratamiento, etc.
Deborah García Martínez
Certificada europea por ESVPS en medicina interna felina
Hospital veterinario Abros
Puedes leer mas sobre chequeos en gatos geriátricos en : https://elblogdeabritos.wordpress.com/2012/12/20/631/
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