Los perros, al igual que nosotros usamos las manos, usan su boca como manera de explorar el entorno que les rodea. Es decir, mordisquean muchos de los objetos que tienen a su alcance para poder recoger información sobre ellos.
En la mayoría de los casos esta conducta es completamente normal, aunque no aceptable por muchos dueños, y está relacionada tanto con el juego y la curiosidad, especialmente en el cachorro, como con la erupción de los dientes.
Sin embargo, y aunque algunos perros adultos pueden seguir destrozando objetos y mobiliario como manera de buscar un entretenimiento o cubrir sus necesidades de ejercicio
Este tipo de problema suele aparecer más en cachorros o en animales jóvenes, ya que las necesidades de ejercicio, juego y estimulación suelen ser mayores en ellos. Normalmente la peor edad suele ser la comprendida entre los seis y los diez o doce meses de edad. Además, los perros pertenecientes a razas muy activas y que tienen una alta necesidad de exploración oral, como los cobradores (Labrador y Golden Retriever), otras razas de caza (Beagle, Podenco, etc.) y perros nórdicos (Husky) son los más predispuestos a cometer estas fechorías en la vivienda.
Si los destrozos empiezan a producirse en perros de más de un año de edad, muchas veces lo que ocurre es que hemos reducido mucho la cantidad de juego y/o ejercicio que le proporcionamos al perro en comparación con lo que hacíamos cuando era cachorro.
La creencia de que los perros adultos tienen unas necesidades físicas y de juego mucho menores que los cachorros, está muy extendida. Pero no es cierto, los perros, aunque se hayan hecho ya mayores siguen necesitando que se les siga paseando mucho, que se les deje oler cosas y que se les permita jugar con otros perros o con nosotros en diferentes momentos.
Nuestras mascotas nunca actúan por rencor o venganza, NUNCA. El hecho de que el animal destroce cosas, especialmente cuando se queda solo en casa, no obedece a que quiera vengarse por haberle dejado allí. Lo que ocurre es que el perro aprende que cuando su dueño no está, no hay nadie que le castigue por hacer esos destrozos y además… ¡es muy divertido!
Por tanto, no debemos castigar nunca al cachorro por esos desaguisados. Si lo hacemos, sólo provocaremos que nos tenga miedo, que se frustre y tenga ansiedad y, lo que es más problemático para nuestros bolsillos… ¡qué no corrijamos el problema!
Deberíamos intentar hacer el mayor ejercicio con el perro diariamente, lo ideal serian 2 ó 3 paseos por día donde invirtiéramos un tiempo de unos 20 minutos, si esto no es posible quizás podíamos realizarlo por dentro de la finca.
El juego con nosotros es tan importante que el juego entre perros, se recomienda 2 ó 3 momento de juego al día donde el animal pueda tener un nivel de actividad alto, como tirar y traer un pelota, por ejemplo.
Es importante en perros con un alto nivel de actividad enseñarle a obedecer órdenes básicas, sentarse, tumbarse….
Son también interesantes los juguetes interactivos con los que puede estar entretenido.
Si de todos modos los mordiscos a cosas son incontrolables siempre nos queda la opción de echar sobre los objetos pimiento picante, tabasco….algo que al perro le pueda desagradar para que no repita la acción.
Covi Suárez Tesouro
Responsable comportamiento H.V.A
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