Aquí podeis verme con mi dueña, en recepción

Mi nombre es Lucas, tengo 7 años y estuve enfermo, con vómitos, diarrea y dolor al defecar. Fui al veterinario y me diagnosticaron prostatitis. He estado a tratamiento médico y, aunque ya no tengo síntomas, próximamente tendré que pasar por el quirófano, ya que las hormonas sexuales aumentan la probabilidad de recaída y tienen que hacerme una orquiectomía.

Tengo muchísimo miedo, ¡mañana me van a operar! Por ello mi dueña, para tranquilizarme, me enseñara el recorrido que haré mañana, por las distintas estancias, y los distintos procesos a los que seré sometido.

Me he portado como un valiente. No se me notaba nada el miedo que tenía y según me iban haciendo las pruebas me iba tranquilizando. Aquí estoy en consulta

Normalmente, todo empieza en consulta, donde se diagnostica y se informa de las posibilidades de un tratamiento quirúrgico. Aunque en consulta se realiza una revisión general, a todas las mascotas se les hace, el día anterior a la cirugía, lo que se llama prequirúrgico, para chequear de forma integral su estado de salud. Este comprenderá desde una exploración física, que incluye auscultación cardiopulmonar, color de mucosas, toma de muestra de orina,… hasta hematología y panel bioquímico completo y en algunos casos se realizan pruebas específicas como ecografía, radiografías,… por ejemplo, teniendo en cuenta las características  concretas del paciente y de la cirugía a la que va a ser sometido.

El día de la cirugía, en ayunas, se me premedicará con tranquilizantes, analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos, a fin de conseguir un efecto ansiolítico y reducir la hiperactividad, disminuir el dolor y evitar efectos indeseados. Esto facilita el manejo para la colocación de bránulas, preparación del campo quirúrgico, inyecciones,… y además permitirá reducir la dosis de los anestésicos, tener un despertar suave tras la cirugía, evitar el vómito, disminuir las secreciones,..

Ya estoy preparado, me han puesto medicamentos, una vía venosa, afeitado y desinfectado. Vamos a entrar a quirófano

Cuando sea el momento, entraré a quirófano, donde todo estará listo para empezar. Encima de la mesa de quirófano está la manta calorífica para ayudar a que no pierda mucha temperatura y los tubos endotraqueales, para conectarme a la máquina de anestesia, adaptada, mediante sistemas, a mis características. En una mesa supletoria se coloca el material necesario para la cirugía, previamente esterilizado. Y en  una estantería, el monitor que como su propio nombre indica ayuda a monitorizar la anestesia y saber como estoy en cada momento.

Estos son los sensores a los que voy a estar conectado para poder controlar mis constantes vitales durante la cirugía

Consta de  electrocardiograma, que mide la actividad eléctrica del corazón y sirve para identificar arritmias, pulsioximetría, que se basa en la cantidad de rayos infrarrojos que se absorben al pasar una muestra de sangre, en el momento que esta sangre pulsa y con ello nos da un valor aproximado de la saturación de oxígeno de la hemoglobina arterial, que deberían estar  entre el 90-100%, capnometría, que es la medición del CO2 al final de la espiración, que en condiciones normales deben de encontrarse entre 35-45 mmHg , termómetro y medición de la presión arterial. Todo esto, más los cinco sentidos de dos profesionales que están durante toda la cirugía pendientes de la intervención.

Esta es la manta calorífica. Está conectada a una bomba que hace recircular agua caliente y así mantiene mi temperatura corporal durante la cirugía.

Ahora ya estamos en quirófano, o eso me contaron, porque ahora mismo no me acuerdo de nada. Estoy completamente dormido, mientras el cirujano hace su trabajo.

Ya estoy despierto de nuevo. Me han puesto suero para controlar la hipotensión y asegurar el flujo sanguíneo de mis órganos vitales. En unas horitas mi dueña vendra a recogerme. He oido que la han llamado por teléfono para que sepa que todo ha ido bien.

Tras la cirugía me llevaran a una estancia tranquila, con buena tempetatura y vigilando en todo momento que mi recuperación sea la correcta. Y lo mejor de todo es que no me acordaré de nada, tal vez una ligera molestia.

Aunque ante cualquier proceso quirúrgico siempre existen riesgos, espero que este resumen del  recorrido que efectuamos las mascotas que tenemos que pasar por quirófano os haya tranquilizado un poco.

Agradecemos a Lucas y a su dueña Isabel la colaboración prestada.

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