La nutrición veterinaria es una ciencia que tiene como objetivo descubrir cuáles son los nutrientes esenciales y qué es lo que estos aportan al animal en función de las cantidades ingeridas.

Por lo tanto podemos decir que un nutriente es todo componente del alimento que ayuda a mantener la vida.

Tenemos que tener en cuenrta que alimentar y nutrir son cosas diferentes,  ya que podemos estar alimentando pero no nutriendo a nuestras mascotas.

Los nutrientes se dividen en seis categorías básicas:

AGUA: el más importante, no aporta energía pero es imprescindible para la vida.

CARBOHIDRATOS: son los azúcares, los almidones y las fibras. Proporcionan energía y sirven como componente estructural. El exceso de ellos se convertirá en grasa corporal.

PROTEÍNAS: Son moléculas grandes y complejas, compuestas por cientos o miles de aminoácidos. Proporcionan energía y sirven también como componente estructural.

GRASAS( Lípidos): Proporciona el doble de energía que las proteínas y que los carbohidratos y sirve como componente estructural.

MINERALES: son los elementos inorgánicos del alimento y componentes estructurales de órganos y tejidos (fósforo, calcio, cloro, magnesio, potasio, azufre, sodio).

VITAMINAS ( hidro y liposolubles):  Son elementos orgánicos del alimento que participan en las funciones metabólicas.

Existen las vitaminas:

– liposolubles: A; D; E; K;

– hidrosolubles: Complejo Vitamínico B y vitamina C

– las Substancias similares a las vitaminas: L- Carnitina, Carotenoides y Flavonoides.

Por otro lado podemos diferenciar la nutrición para la prevención, que es la que damos normalmente a nuestras mascotas y la nutrición para el tratamiento, que es la que les damos para colaborar con el manejo de ciertas enfermedades. Estas dietas pueden incluso alterar el curso clínico de una patología determinada y contribuir eficazmente al tratamiento farmacológico.

Por eso decimos que es muy importante dar cada día a la mascota, un alimento cuya composición y nutrientes se adapten a su tamaño, su edad y su estado fisiológico.

Los alimentos industriales de alta gama son equilibrados, completos, nutritivos, digestibles y prácticos; lo cual es muy difícil de conseguir en una dieta casera. Un alimento que no reúna estas condiciones puede provocar carencia o exceso nutricional en la mascota.

Los perros no deben alimentarse siempre igual, ni por edad (cachorros, adultos, maduros), ni por tamaño(pequeños, medianos, grandes o gigantes).

La alimentación de los perros es un elemento regulador del comportamiento. Un mismo alimento, servido en el mismo comedero, en el mismo sitio, a la misma hora, contribuye a asegurar el equilibrio psicológico del animal.

En cuanto a los gatos, hay que establecer las necesidades nutricionales según la edad, el modo de vida, las sensibilidades, el estado sexual, e incluso la raza.

El gato es un animal que caza solo, así que, al contrario que el perro, debe tener acceso libre a su comida, ya que realiza unas 12 o más comidas a lo largo del día y especialmente por la noche.

Algo muy importante a valorar y de lo cual no podemos olvidarnos dentro de la alimentación, son todos esos pequeños “extras” (pan, galletas, embutidos, etc.), que pueden alimentar pero no nutrir y que se entienden como actos de cariño hacia las mascotas.

Estos extras pueden provocar desequilibrios nutricionales acompañados de trastornos gastrointestinales, sobrepeso, etc. Con ello vamos a perjudicar poco a poco la salud del animal. Por tanto, “mimar” de esta manera al perro o al gato es un arma de doble filo…

Si hablamos de la calidad de un alimento esta puede analizarse a varios niveles:

– Corto plazo: teniendo en cuenta su apetencia y su tolerancia digestiva.

– Medio plazo: viendo la evolución del peso del animal y la calidad de su pelaje.

– Largo plazo: observando la salud del animal al cabo de un tiempo, su rendimiento deportivo y reproductor.

En el caso de las empresas que fabrican alimentos para mascotas, las mejores son las que usan elementos de calidad, invierten en estudios para la mejor elaboración y hacen múltiples pruebas para evaluar la calidad de la materia prima y del producto acabado. Otras en cambio, hacen lo mínimamente necesario.

Normalmente lo que más influye en la calidad de un alimento es la calidad de los ingredientes que la componen (en especial de las proteínas) y su digestibilidad. Pero tampoco debemos olvidar que la cocción, el envasado y el almacenaje también influyen.

Por último podemos hablar de la “palatabilidad”, éste, normalmente, es el principal criterio que utilizan los propietarios para seleccionar un alimento de venta en supermercados en detrimento de la calidad; por lo tanto debemos saber que el sabor no debe primar a la hora de la elección del mismo.

Alicia Fernández Vitali

Responsable nutrición Hospital Vet. Abros

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