Nina

Nina

Hola, mi nombre es Nina . Un buen día, sentada en la tranquilidad de mi cama escuché a mis dueños murmurar que tenían que irse de viaje y no podían llevarme, estaban muy preocupados intentando buscar una solución y comentaban que lo mejor sería llevarme a Abros, que disponían de un hotel canino.
De repente sentí una angustia porque no sabía que podía pasar. Yo voy a Abros muchas veces, a vacunarme, a hacer mis revisiones del plan de salud Abrosalud, cuando no me encuentro bien e incluso mis dueños me llevaron de pequeñita a unas clases donde había más cachorros y aprendimos un montón de cosas.
Al día siguiente, cuando salimos a pasear, al encontrarme con mis amigos perrunos, les comente mis inquietudes. Fue una suerte compartir mis temores porque algunos de ellos ya habían estado allí.

IMG-20151113-WA0005

Uno de mis mejores amigos me explicó un poco lo que hacían:
“ Los días allí empiezan tempranito. Cuando empieza a amanecer se encienden las luces y aparece una de las auxiliares que es la encargada de cuidarnos. Nos da los buenos días y empieza a sonar una musiquita con la que nosotros nos despertamos.

Ringo después de su paso por Abroslar

Otto después de su paseo.

Estamos separados en habitaciones. En cada habitación disponemos de una cama con un colchón muy cómodo, una mantita, nuestros juguetes y un bebedero y comedero.
Nos abre la puerta y salimos al patio. Si nos portamos bien, podemos salir todos juntos, sino, lo hacemos por separado, porque la chica que nos cuida no le gusta vernos reñir. Hay un patio muy grande, en el que hacemos nuestras cosas y nos echamos unas buenas carreras. Mientras estamos a lo nuestro, nos asean la habitación y nos sirven el desayuno, eso si, no comemos hasta que estamos sentados y tranquilos. Cuando acabamos, volvemos a nuestras habitaciones para relajarnos, algunos se ponen a jugar con sus juguetes, otros descansamos escuchando la música y los más perezosos vuelven a echar una cabezadita.

Goomer

Gumer disfrutando de uno de sus juguetes

Las horas pasan enseguida y cuando nos damos cuenta volvemos a ver a la chica que nos cuida. Los rayos de sol ya comienzan a entrar por las ventanas de nuestras habitaciones pero de repente se abre una puerta enorme y podemos percibir el olor de un nuevo día. Nos ponemos contentos porque toca otra vez paseo, juego….Volvemos a salir al patio, hay una chica que tengo entendido que se llama Covi, que es la que nos cuida y nos enseña un montón de cosas, nos enseña a sentarnos, tumbarnos, le traemos los juguetes que nos lanza para jugar, atendemos cuando nos llama por nuestro nombre…con los más tímidos tiene mucha paciencia, yo no se como lo hace, pero ellos acaban disfrutando como nosotros.

Phoebe jugando en el patio

Phoebe jugando en el patio

Después de una buena sesión de juego, uno a uno vamos pasando por la revisión diaria que nos hacen, nos peinan, nos asean y si notan que algo va mal siempre viene el veterinario y soluciona nuestros problemas.
Solemos estar tan cansados que nos vamos retirando a nuestras habitaciones para dormir una buena siesta.
Una vez había un abuelete y lo cuidaban de una manera especial, lo sacaban al patio en el colo, paseaban con el tranquilamente, le daban una comida especial y a veces ¡nos poníamos celosos porque le daban muchos mimos!
Ya cuando empieza a oscurecer volvemos a salir, paseamos y cenamos, nuestra habitación esta lista para pasar una noche tranquila, nos apagan la música, nos dan una galletita, las buenas noches y dormimos tranquilos y reponemos fuerzas para pasar un nuevo día con mucha energía.

Si llueve y hace mucho frío salimos fuera para hacer nuestras necesidades, pero luego nos secan con unas toallas y podemos jugar dentro porque también hay un patio muy grande.”

Molly

Molly jugando a la pelota

Después de escuchar atentamente todo esto me siento súper contenta. Sé que en Abros me van a cuidar muy bien, ojala mis dueños entendieran nuestro idioma, para que ellos no se preocuparan, encontraré la forma de explicárselo.

2

Si quieres saber mas sobre Abroslar:

Un día felino en Abroslar, contado por Pelusa

Texto: Covadonga Suárez Tesouro

Fotos: Natalia De Evan Freijedo y Alba González González

Agradecemos a nuestros peludos amigos y a sus propietarios el permitirnos publicar sus fotos

Logo residencialogo definitivo

4 Responses

  1. no es ringo después de su paseo…. es OTTO y os está muy agradecido porque lo tratasteis genial¡¡¡ aunque el pobre estuvo muchos dias cuando lo recogimos estaba encantado mil gracias a tod@s

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Política de privacidad